CENTRO DE TRABAJO

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domingo, 13 de noviembre de 2016

UNA HISTORIA BONITA DE SABIDURA ¿DONDE ESTA DIOS?  
       Mis queridos amigos, os ruego pongáis atención a este hecho verídico que os relato, pues encierra una gran enseñanza.
      Conocí a un señor de gran talento y de mente despejada, junto a un total domino de la dialéctica.
      Él mismo se reconocía como libre pensador.
      Sentía una gran curiosidad de todo lo que veía para analizarlo y sacar consecuencias.
      Este hombre, educado e ilustrado, se hacía llamar Don Pedro.
Paseando un día por la ciudad, se detuvo ante un rótulo que había en la puerta de un edificio, éste decía así: “centro de estudios espirituales”. A pesar de su gran talento y su sagaz inteligencia en muchos aspectos, no sabía descifrar ni intuir lo que allí podrían hacer los asistentes.
Esperó unos momentos y se dijo: Alguien tendrá que entrar o salir y podrá darme una explicación de lo que hacen o estudian, esperaré.
Efectivamente, a los pocos minutos vio llegar un hombre de unos 70 años, bajito, rellenito y con gafas graduadas, su rostro reflejaba nobleza, porque la honradez y la humildad es lo mismo que la virtud, que se aprecia en el rostro de la persona que la posee.
Don Pedro, se dirigió a él y le preguntó: - Oiga buen hombre, ¿qué es lo que estudian ustedes ahí dentro?
- Pues mire usted caballero, aquí adoramos a Dios, pedimos por la humanidad, y estudiamos los Santos Evangelios en profundidad. 
- Y ese Dios al que ustedes le piden y adoran, ¿cómo es, grande o pequeño?
- Pues mire usted caballero, las dos cosas.
- ¿Cómo las dos cosas?
- Sí señor; ese Dios que adoramos ahí, es grande y pequeño a la vez.
- ¿Puede usted darme una explicación más clara?
- Sí, señor; es grande porque no caben en todos los cielos y es pequeño porque lo llevo siempre en mi corazón.
Don Pedro, se quedó mirándole fijamente, sin saber qué contestarle.
Aquel hombre prosiguió:
- ¿Me permite usted ahora que yo le haga una pregunta?
- sí, sí, hágala usted. Le dijo don Pedro. 
- ¿Siendo usted una persona culta como parece?, ¿cómo me pregunta si Dios es grande o pequeño?, ¿acaso usted no tiene ninguna idea de Dios en su alma ni en su corazón?
- ¿no ha observado ese inmenso mar que está ahí enfrente, cuya majestuosidad y extensión nos abruma, y en cuyo interior, proliferan una vegetación y una fauna que el hombre apenas conoce y donde cada especie es un portento de ciencia y perfección? Pues eso es Dios en una de sus muchas manifestaciones…
- Cuando en esas noches despejadas ha observado usted, esa multitud de mundos, que brillan en el firmamento, que giran y recorren órbitas inmensas alrededor de sus respectivas galaxias, y si además, se ha asomado al telescopio y ha comprobado que el número de puntos brillantes y galaxias son innumerables y tan distantes de nosotros que su luz nos llega, en la mayoría de los casos, miles de años después de su partida…
- ¿No le ha pasado por la imaginación que esa inmensidad, inconcebible, pero tan perfectamente dirigida y organizada, no puede haberla creado más que las manos omnipotente de Dios?...
- ¿No se ha parado nunca a admirar la maravilla de perfección, de colores, de perfumes y de belleza de flores que, a nuestro paso, prados y jardines, parece que nos acarician y nos dicen?: ¡yo soy otra creación y manifestación de Dios!
- ¿Y qué decir, de esos montes y cerros inundados de miles de plantas aromáticas y medicinales?...
- Y para no extendernos en más ejemplos, ¿usted no ha comprobado que Dios está también en usted, cuando sin su dirección ni esfuerzo, su corazón y otros órganos vitales, funcionan a la perfección, realizando funciones sin las cuales no podría existir? Y por último, lo que en usted piensa, siente, discurre, proyecta y organiza, ¿no es su alma?, porque la carne, el cuerpo, es decir, la materia, no razona, pero sí el Espíritu o alma.
- Pues si es así, y usted no es capaz de crear un alma, forzosamente la ha tenido que crear “alguien” con mayor sabiduría que usted, y ese “alguien” solamente puede ser Dios.
Don Pedro agachó la cabeza y dijo: - “buen hombre, tengo en mi casa una buena biblioteca, con muchos volúmenes donde se exponen muchas filosofías, teologías y religiones, pero ninguno como usted me ha enseñado tan gráfica y convincentemente que Dios es una realidad, que está presente en nosotros y en toda la creación…, gracias, muchas gracias, buen hombre…”
- Cuando le apetezca podemos continuar nuestra agradable charla, ¡ah!, y no olvide que la nada, nada crea, no existe la casualidad, sino la causalidad, todo cuanto nos rodea tiene su causa y su efecto, así de sencillo… no le dé más rodeos. Derrame la vista a su alrededor, y todo cuanto vea que la mano del hombre no puso intervenir, la razón le responderá: ¡Ahí está Dios!
Hasta otra, don Pedro, me llamo José.
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DEBERAN PINCHAR EN " Entradas antiguas" 
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